En 1980, las condiciones habían ido cambiando y el movimiento social iba expresando de manera más explícita su ruptura con el régimen, entonces como TAC decidimos coordinarnos con otros grupos que habían ido naciendo. Fue así que en 1980 formamos parte de la Liga de Acción Cultural (LAC) que en 1981 continuó como Coordinador Cultural del CODEPU, anteriormente habíamos tomado parte en la creación de la Agrupación de Trabajadores Culturales (ATC) y todo ese movimiento convergió en el Coordinador Cultural Nacional que nació en 1982.
La dinámica que había tomado el movimiento popular nos llevó en 1981 a introducir en forma más sistemática el uso de medios audiovisuales (videos), orientados a mostrar la realidad vivida en Chile antes de 1973, o bien en los 80 en otros países latinoamericanos como Nicaragua. Estos materiales nos permitían situar nuestra realidad en un contexto más amplio, que abría nuevas expectativas y dinamizaba la acción de las organizaciones sociales. El carácter de nuestro trabajo se fue ampliando con la activación progresiva del movimiento social en la década del 80, pues se generó una demanda desde sindicatos que necesitaban elaborar cartillas didácticas y boletines y que pedían apoyo para organizar actos culturales en sus huelgas o en fechas significativas como el 1ro. de Mayo y otros. Estas actividades se hacían desde las Coordinaciones en las que estábamos integrados.
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Las historias que aparecen en este libro son como un baño de humanidad y ternura que nos lleva a reencontrarnos con nosotros mismos. Con momentos de nuestra niñez, con historias que hemos vivido o escuchado de labios de alguna tía o de nuestras mismas abuelas.
En ellas uno descubre al hombre y la mujer toda entera, que piensa, que siente, que ama, que guarda valores a veces tan olvidados en nuestra sociedad. También nos encontramos con la enorme fuerza que emerge de una comunidad al enfrentar sus problemas, al satisfacer sus necesidades. Y con la creatividad infinita con que supera los mil obstáculos que surgen en medio de condiciones tan adversas como las que le toca vivir.
Las historias que aquí aparecen nos introducen además, en el trabajo de campesinos que hoy día descubriendo sus valores, se lanzan en la defensa de su cultura. “Estamos tratando de recuperar tradiciones y cosas antiguas. Yo pienso que antes la gente se autoeducaba, en el sentido de ir desarrollando su creatividad, su capacidad crítica, de observación, porque con las adivinanzas, las payas, las logas se va desarrollando el intelecto de la gente” observa Carmen Muñoz Directora de la Escuela G – 1147 de Pullay.