Desde 1982 el TAC había venido realizando un Taller de Formación para un grupo de dirigentes de Nuevo Amanecer (ex Nueva La Habana). Las condiciones económicas y la nueva situación de represión que vivían los pobladores producían una rotación constante de los dirigentes en sus organizaciones y cada reemplazante enfrentaba su tarea sin contar con los elementos más básicos de formación.
Apoyamos a un grupo de dirigentes que también habían sido arpilleristas que habían hecho un diagnóstico de los problemas más urgentes de su sector y no podían dedicarse a la organización porque debían trabajar en el POJH para obtener su subsistencia. Les buscamos canales de comercialización para que volvieran a su oficio y así pudieran dedicar más tiempo a las organizaciones sociales.
La formación consistió en analizar con ellas el funcionamiento de sus organizaciones, detectando sus necesidades y buscando en conjunto las respuestas a sus interrogantes y dificultades. Las dirigentes llevaban sus propuestas a la práctica, en sus organizaciones y luego evaluábamos el resultado.
A poco andar y en base a una “reflexión sobre la práctica”, decimos elaborar la publicación Arpilleras que recoge la experiencia de las arpilleristas, situándola en el contexto de los diversos talleres que en 1975 crearon esta artesanía. En 1983 ampliamos nuestro Taller con la integración de otras dirigentes de Lo Hermida.
Como el contenido del trabajo era muy rico y la necesidad de contar con herramientas didácticas era cada vez mayor, optamos por elaborar cartillas sobre temas que fueran útiles para las organizaciones como: la participación, el rol de los dirigentes, etc. Al trabajar con ellas, las mujeres evaluarían su utilidad práctica en las organizaciones y detectarían las modificaciones que era necesario hacerles.
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Las historias que aparecen en este libro son como un baño de humanidad y ternura que nos lleva a reencontrarnos con nosotros mismos. Con momentos de nuestra niñez, con historias que hemos vivido o escuchado de labios de alguna tía o de nuestras mismas abuelas.
En ellas uno descubre al hombre y la mujer toda entera, que piensa, que siente, que ama, que guarda valores a veces tan olvidados en nuestra sociedad. También nos encontramos con la enorme fuerza que emerge de una comunidad al enfrentar sus problemas, al satisfacer sus necesidades. Y con la creatividad infinita con que supera los mil obstáculos que surgen en medio de condiciones tan adversas como las que le toca vivir.
Las historias que aquí aparecen nos introducen además, en el trabajo de campesinos que hoy día descubriendo sus valores, se lanzan en la defensa de su cultura. “Estamos tratando de recuperar tradiciones y cosas antiguas. Yo pienso que antes la gente se autoeducaba, en el sentido de ir desarrollando su creatividad, su capacidad crítica, de observación, porque con las adivinanzas, las payas, las logas se va desarrollando el intelecto de la gente” observa Carmen Muñoz Directora de la Escuela G – 1147 de Pullay.