2021-2022

Mesa La Recolección

Región del Maule

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Objetivos

Desarrollo de la Mesa

9 sesiones del 30 de mayo 2021 al 27 enero 2022

Los diálogos desarrollados en la Mesa, producto de la investigación que vamos haciendo con el grupo, nos introducen en los valiosos saberes que habitan la mente de sus integrantes.

Sus relatos nos hablan de una vida construida por las propias familias, en coincidencia con los lugares donde habitan. Allí, todo se ordena aprovechando al máximo sus posibilidades. Los hombres se dedican a la siembra y la cría de animales y las mujeres a la recolección. Las niñas y niños chiquitos salen con sus abuelos y sus padres, que se constituyen en su primera escuela en medio de un clima de cariño. 

Todos van aprendiendo a crear los instrumentos que les permitirán atender a sus primeras necesidades, la alimentación, la salud, los juegos, los trabajos de la casa. En ese contexto la naturaleza forma parte de su mundo.

Los jóvenes continúan sus aprendizajes a medida que van creciendo y adoptan en forma natural el oficio de recolectar porque les hace sentirse bien, los despeja, “con esa platita que ganaba me compraba los útiles del colegio” o “compraba mis zapatitos” “lo pasábamos bien con el grupito porque nos conocíamos todos”. Ya una vez adulta/os, la recolección les ofrece la oportunidad de ser su propio “patrón”, ordenar su vida según su conveniencia y poco a poco se convierte en su sustento.

El material recogido por las recolectoras se va analizando en cada reunión y sus conclusiones van orientando nuestra búsqueda. Es así como llegamos a definir la Dimensión laboral del oficio de recolectar a partir de la investigación colectiva:

Conclusión Dimensión laboral oficio de Recolección

Relatos originales

“La Recolección es un oficio aprendido en gran medida en el contexto familiar, en un ambiente protegido y de cariño. Acompaña a niños y niñas en sus primeros pasos por la vida y forma parte de los primeros conocimientos que ellos incorporan desde el mundo que los rodea. Son conocimientos que nacen en la experiencia misma y les permiten sanar sus enfermedades, cuidar su salud, alimentarse adecuadamente.

Desde el inicio, la Recolección formaba parte de la vida de las personas, les ayudaba a satisfacer sus necesidades básicas como comprar sus zapatitos, sus útiles escolares. Y también necesidades sociales y culturales como formar grupos de amigos, divertirse, compartir la vida. 

Actualmente, además de esto, se recolecta para llevar el sustento del hogar.

En el oficio de Recolectar, las niñas y niños chiquitos salían con sus abuelos y sus padres y vivían una primera experiencia de escuela donde ellos eran sus maestros. Ya jóvenes, continuaban sus búsquedas y aprendizajes y muchas veces asumían el oficio de recolectar porque “los hacía sentirse bien, los despejaba”, observa Ignacio Aravena. Cuando llegan a adultos el oficio les permite organizar sus vidas en la forma que más les conviene. Todo ello los incentiva a soñar y en muchos casos materializan sus sueños, definen y consolidan sus identidades, se desarrollan como personas.  

Los relatos nos hablan de una vida construida por las propias familias, de acuerdo con los lugares donde habitan. Todo se ordena aprovechando lo que ofrece el entorno. A diferencia de otros trabajos que les imponen un horario fijo, un programa a seguir y un listado de actividades predeterminadas a realizar.

El Recolector o Recolectora escoge la temporada adecuada para extraer los frutos, conoce la forma en que debe tomarlos.

Define su horario de trabajo, selecciona los lugares donde recolecta productos que no estén contaminados, escoge los frutos observando su calidad y los acumula en envases en que no se dañen para transportarlos.

Como protagonista de esta experiencia, la recolectora vive un proceso de aprendizaje permanente en que va asumiendo responsabilidades, tomando opciones y se va desarrollando como persona”.

Proyecciones

Debido a que al comenzar este trabajo algunas recolectoras manifestaron: “Quiero sacar en alto el nombre del recolector”, “Soy recolectora hace 12 años y quiero que esto sea valorado, comenta Marta Cancino. “Ni siquiera es valorado por los recolectores porque no nos creemos el cuento de los alimentos” “Soy nacida y criada en Lagunillas, mis papás también, explica Nieves Diaz. Soy feliz de ser recolectora, nos sentimos orgullosos”. Pensamos que una forma de materializar sus sueños sería difundir los resultados de nuestra investigación. 

Para ello consideramos que una vía posible sería que cada grupo lo dé a conocer a través de instancias sólidas de sus comunidades como son las escuelas, las postas rurales, etc. 

Es así como establecemos diversos contactos:

-Empedrado, nos reunimos con don Gerardo Retamal, director del Liceo San Ignacio, quien nos expresa su interés en el aporte de las recolectoras, a quienes valorasignificativamente por su identidad y su aporte a la comunidad. Nos cuenta que ya ha venido impulsando acciones previas. Acordamos la posibilidad de realizar un acto y desde marzo se compromete a elaborar un programa de la mano de la comunidad educativa. A ese respecto la Mesa se reúne y diseñamos para presentarle, un borrador de programa que incluye la recolección en sus diversas dimensiones: cultural, laboral, ambiental, social…

-La Higuera, conversamos con Sergio San Feliú, Paramédico de Posta de las Lomas, quien se compromete a realizar programas de difusión en la Posta misma y a vincularse con la escuela, junto a la cooperativa Frutos de la Montaña.

 –En el sector de Lagunillas Chanco, sensibilizamos a directiva de Junta de Vecinos, especialmente a su presidente Don Miguel Quintana, quien manifiesta la necesidad de reactivar al grupo de recolectoras que actualmente se encuentra inactivo como tal.

Cobquecura: Sus leyendas, sus vivencias y sus sueños.

2002

Las historias que aparecen en este libro son como un baño de humanidad y ternura que nos lleva a reencontrarnos con nosotros mismos. Con momentos de nuestra niñez, con historias que hemos vivido o escuchado de labios de alguna tía o de nuestras mismas abuelas.

En ellas uno descubre al hombre y la mujer toda entera, que piensa, que siente, que ama, que guarda valores a veces tan olvidados en nuestra sociedad. También nos encontramos con la enorme fuerza que emerge de una comunidad al enfrentar sus problemas, al satisfacer sus necesidades. Y con la creatividad infinita con que supera los mil obstáculos que surgen en medio de condiciones tan adversas como las que le toca vivir.

Las historias que aquí aparecen nos introducen además, en el trabajo de campesinos que hoy día descubriendo sus valores, se lanzan en la defensa de su cultura. “Estamos tratando de recuperar tradiciones y cosas antiguas. Yo pienso que antes la gente se autoeducaba, en el sentido de ir desarrollando su creatividad, su capacidad crítica, de observación, porque con las adivinanzas, las payas, las logas se va desarrollando el intelecto de la gente” observa Carmen Muñoz Directora de la Escuela G – 1147 de Pullay.