En ese contexto, la Metodología ha cumplido un rol fundamental, a la vez que ha constituido una base de sustentación en el quehacer del TAC. 

En cuanto a nuestra identidad, por ejemplo, tomamos la opción de elaborar una metodología que pudiera ser reproducida por otros grupos con el fin de ampliar y consolidar una determinada línea de educación. De ese modo mantuvimos una estructura pequeña, en cuanto a la cantidad de socia/os, pero desarrollamos una actividad intensa en lo que se refiere al estudio, articulaciones, coordinaciones, investigación, análisis de la realidad, que nos sustentan.

En nuestra experiencia de trabajo, observamos que lo habitual es la desvalorización de los conocimientos empleados en la vida diaria por los sectores populares. Cuando en la población se decidió crear un Taller de Lavandería para tener una fuente mínima de ingreso familiar, nadie había valorizado como conocimiento útil la experiencia de lavar la ropa.

A partir del reconocimiento de su “saber lavar ropa”, se fue compartiendo y mejorando una habilidad acerca de la cual había diferentes experiencias y grados de conocimiento.

En consecuencia, debemos orientar el trabajo de educación popular, en primer lugar, hacia el descubrimiento de los conocimientos que tienen la personas, muchas veces sin reconocerlos. Luego se las incentivará a construir los nuevos conocimientos que requieren.

En el TAC entendemos la construcción del saber cómo un diálogo de saberes diferentes, que tiene su punto de partida en la realidad de los grupos, y luego confluye hacia un saber social construido entre todos, no sólo desde expertos en una determinada área del conocimiento.

La capacitación es siempre un proceso que se da en la práctica social e implica desarrollar capacidades potenciales en las personas y grupos, desde sus prácticas habituales, para buscar juntos mejores respuestas a las diversas necesidades, aspiraciones, dificultades, etc.

El conocimiento popular, desde el saber y la experiencia que tienen los sectores populares, necesita llegar a un nuevo saber crítico y autocrítico, que señale alternativas al saber generado en los sectores dominantes y que muchas veces se reconoce como único. Se trata de lograr un saber operativo en su accionar, útil para resolver problemas, modificar situaciones, generar nuevas necesidades, en un proceso constante.

En la implementación de los procesos de trabajo, la opción de aprender-trabajando, aprender-haciendo, permite relacionar integralmente elementos prácticos y teóricos y fortalecer también los procesos auto educativos.