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Somos una Fundación formada por trabajadores culturales que, desde diferentes experiencias, apoyamos el fortalecimiento y desarrollo de una identidad cultural, de un sistema de organización y de un modo de producción autónomo y solidario.
Somos una Fundación formada por trabajadores culturales que, desde diferentes experiencias, apoyamos el fortalecimiento y desarrollo de una identidad cultural, de un sistema de organización y de un modo de producción autónomo y solidario.
Somos una Fundación formada por trabajadores culturales que, desde diferentes experiencias, apoyamos el fortalecimiento y desarrollo de una identidad cultural, de un sistema de organización y de un modo de producción autónomo y solidario.
Nacimos en 1978, en medio de diversas manifestaciones solidarias que interpretamos como gérmenes de una identidad naciente, que buscaba consolidarse. En esa perspectiva optamos por trabajar con organizaciones populares del campo y la ciudad, reconociendo el rol protagónico que le cabe a los movimientos sociales.
Con mujeres pobladoras y el año 84 incorporamos a comunidades campesinas. Rescatamos sus memorias, sus saberes, sus costumbres, sus tradiciones, sus expresiones artísticas, sus dolores, sus alegrías… con el fin de que tomaran conciencia de sus riquezas y sus debilidades y descubrieran que en su historia hay una fuente de conocimientos que pueden utilizar como herramienta para la construcción de su futuro.
El año 2000 comenzamos a trabajar con recolectoras y recolectores de frutos silvestres, creando condiciones para que asumieran la tradición de recolectar de la que son herederas y la transformaran en un oficio que las dignifique y mejore su calidad de vida. Que las valore socialmente y las incorpore en el sistema productivo junto al resto de los trabajadores. En ese contexto, también les entregamos información adecuada para que pudieran asumir plenamente el cuidado del medioambiente que da sustentabilidad a su trabajo.
La Mesa Articuladora Recolección PFNM (2005), espacio abierto para actores involucrados en la recolección y el mundo forestal. Nuestro propósito fue que en él se compartiera el saber de recolectoras y recolectores, heredado por generaciones y los conocimientos recogidos en las experiencias e investigaciones de tantos profesionales del sector, en la perspectiva de dignificar el trabajo de las recolectoras y rescatar la riqueza del bosque. Nos parecía urgente visibilizar y valorar el rol de las recolectoras y recolectores, su oficio y las diversas propiedades de la flora de nuestro país. Hoy día, después de 16 años, la Mesa continúa con sus reuniones mensuales y ha pasado a ser un espacio que estimula la coordinación de los más diversos actores, grupos e instituciones, que estimula la generación de nuevos conocimientos y continúa extendiéndose a diversas regiones.
Nacimos en 1978, en medio de diversas manifestaciones solidarias que interpretamos como gérmenes de una identidad naciente, que buscaba consolidarse. En esa perspectiva optamos por trabajar con organizaciones populares del campo y la ciudad, reconociendo el rol protagónico que le cabe a los movimientos sociales.
Con mujeres pobladoras y el año 84 incorporamos a comunidades campesinas. Rescatamos sus memorias, sus saberes, sus costumbres, sus tradiciones, sus expresiones artísticas, sus dolores, sus alegrías… con el fin de que tomaran conciencia de sus riquezas y sus debilidades y descubrieran que su historia es una fuente de conocimientos que pueden utilizar como herramienta para la construcción de su futuro.
El año 2000 comenzamos a trabajar con recolectoras y recolectores de frutos silvestres, creando condiciones para que asumieran la tradición de recolectar de la que son herederas y la transformaran en un oficio que las dignifique y mejore su calidad de vida. Que las valore socialmente y las incorpore en el sistema productivo junto al resto de los trabajadores. En ese contexto, también les entregamos información adecuada para que pudieran asumir plenamente el cuidado del medioambiente que da sustentabilidad a su trabajo.
La Mesa Articuladora Recolección PFNM (2005), espacio abierto para actores involucrados en la recolección y el mundo forestal. Nuestro propósito fue que en él se compartiera el saber de recolectoras y recolectores, heredado por generaciones y los conocimientos recogidos en las investigaciones y experiencias de tantos profesionales del sector, en la perspectiva de dignificar el trabajo de las recolectoras y rescatar la riqueza del bosque. Nos parecía urgente visibilizar y valorar el rol de las recolectoras y recolectores, su oficio y las diversas propiedades de la flora de nuestro país. Hoy día, después de 16 años, la Mesa continúa con sus reuniones mensuales y ha pasado a ser un espacio que estimula la coordinación de los más diversos actores, grupos e instituciones, que estimula la generación de nuevos conocimientos y continúa extendiéndose a diversas regiones.
La formación de redes de mujeres, para que tomen conciencia de sus valores y de sus derechos, de manera que unidas se refuercen para defenderlos y construir condiciones que les ayuden a mejorar su calidad de vida.
A fin de que las organizaciones consoliden su autonomía, generen nuevos conocimientos y estimulen el surgimiento de alternativas laborales autogestionadas y solidarias que mejoren la calidad de vida de sus integrantes y de la comunidad.
La experiencia de las organizaciones para elaborar en conjunto, publicaciones y materiales educativos de utilidad para ellos y otros sectores.
Que el Teatro, el Video Documental y la Ficción, pueden ser una vía de expresión comunitaria para que los sectores populares, expresen su identidad y creatividad. En esa perspectiva apoyamos sus realizaciones y difusión.
paolacaceres@tacaccioncultural.cl
veronicasalas@tacaccioncultural.cl
patricioduran@tacaccioncultural.cl
©2022 TAC Taller de Acción Comunitaria. Todos los Derechos Reservados
Las historias que aparecen en este libro son como un baño de humanidad y ternura que nos lleva a reencontrarnos con nosotros mismos. Con momentos de nuestra niñez, con historias que hemos vivido o escuchado de labios de alguna tía o de nuestras mismas abuelas.
En ellas uno descubre al hombre y la mujer toda entera, que piensa, que siente, que ama, que guarda valores a veces tan olvidados en nuestra sociedad. También nos encontramos con la enorme fuerza que emerge de una comunidad al enfrentar sus problemas, al satisfacer sus necesidades. Y con la creatividad infinita con que supera los mil obstáculos que surgen en medio de condiciones tan adversas como las que le toca vivir.
Las historias que aquí aparecen nos introducen además, en el trabajo de campesinos que hoy día descubriendo sus valores, se lanzan en la defensa de su cultura. “Estamos tratando de recuperar tradiciones y cosas antiguas. Yo pienso que antes la gente se autoeducaba, en el sentido de ir desarrollando su creatividad, su capacidad crítica, de observación, porque con las adivinanzas, las payas, las logas se va desarrollando el intelecto de la gente” observa Carmen Muñoz Directora de la Escuela G – 1147 de Pullay.
